Physician–nurse task shifting in primary care appeals greatly to health policymakers. It promises to address workforce shortages and demands of high-quality, affordable care in the healthcare systems of many countries. This systematic review was conducted to assess the evidence about physician–nurse task shifting in primary care in relation to the course of disease and nurses’ roles.
We searched MEDLINE, Embase, The Cochrane Library and CINAHL, up to August 2012, and the reference list of included studies and relevant reviews. All searches were updated in February 2014. We selected and critically appraised published randomized controlled trials (RCTs).
Twelve RCTs comprising 22 617 randomized patients conducted mainly in Europe met the inclusion criteria. Nurse-led care was delivered mainly by nurse practitioners following structured protocols and validated instruments in most studies. Twenty-five unique disease-specific measures of the course of disease were reported in the 12 RCTs. While most (84 %) study estimates showed no significant differences between nurse-led care and physician-led care, nurses achieved better outcomes in the secondary prevention of heart disease and a greater positive effect in managing dyspepsia and at lowering cardiovascular risk in diabetic patients. The studies were generally small, of varying follow-up episodes and were at risk of biases. Descriptive details about roles, qualifications or interventions were also incomplete or not reported.
Trained nurses may have the ability to achieve outcome results that are at least similar to physicians’ for managing the course of disease, when following structured protocols and validated instruments. The evidence, however, is limited by a small number of studies reporting a broad range of disease-specific outcomes; low reporting standards of interventions, roles and clinicians’ characteristics, skills and qualifications; and the quality of studies. More rigorous studies using validated tools could clarify these findings.
La transferencia de tareas del médico a profesionales de enfermería en atención primaria atrae enormemente a los legisladores de salud. Esta estrategia promete abordar la escasez de recursos humanos y demandas de atención asequible y de alta calidad en los sistemas de salud de muchos países. Realizamos una revisión sistemática para evaluar la evidencia sobre la transferencia de tareas médico-enfermería en atención primaria con relación al curso de la enfermedad y a las funciones de enfermería.
Realizamos búsquedas en los registros de Medline, Embase, Cochrane Library y CINAHL, hasta Agosto del 2012; y en las listas de referencia de los estudios incluidos y de revisiones sistemáticas relevantes. Actualizamos las búsquedas en Febrero del 2014. Seleccionamos y realizamos una valoración crítica de los ensayos controlados aleatorios (ECA) ya publicados.
Doce ECA realizados principalmente en Europa con 22 617 participantes asignados al azar reunieron los criterios de inclusión. Profesionales de enfermería, principalmente enfermeras médico, dieron el cuidado de atención, mayormente mediante el uso de protocolos estructurados e instrumentos validados. Se reportaron veinticinco medidas únicas del curso de la enfermedad. La mayoría (84 %) de éstas mostraron diferencias no significativas entre grupos, pero el profesional de enfermería consiguió tasas de pacientes significativamente mejores que el médico en la prevención secundaria de enfermedades cardiacas, un efecto positivo mayor en el manejo de dispepsia, y en la reducción del riesgo cardiovascular en pacientes diabéticos. Los estudios fueron generalmente pequeños, de seguimiento variado, y vulnerables a sesgos de selección, detección y deserción. Descripciones de las funciones, calificaciones e intervenciones no se reportan o son incompletas.
Profesionales de enfermería capacitados podrían obtener resultados de similitud al médico en el manejo del curso de la enfermedad, mediante el seguimiento de protocolos estructurados e instrumentos validados. La evidencia, sin embargo, se limita a un pequeño número de estudios que reportan una amplia gama de resultados de enfermedades específicas, y un bajo estándar en el reporte de intervenciones, características y funciones del profesional clínico, habilidades y calificaciones; y por la calidad de los estudios. Estudios con mejor calidad de métodos, que utilicen herramientas validadas podrían aclarar estos hallazgos.