Partiendo de la base que la medicina chilena reconoció en la apariencia humana un indicador de lo que ocurría en el interior del cuerpo, este artículo problematiza los signos corporales individuales como herramienta de diagnóstico. Aborda lo corporal en el plano de la justicia civil y los usos del cuerpo en la identificación médico-legal de la locura. Se basa en los reportes periciales realizados en procesos de interdicción por demencia durante la segunda mitad del siglo xix en Santiago de Chile, con el objeto de trazar el sustrato corporal que nutrió la interpretación de la enfermedad mental y la capacidad individual.