Resumen Objetivo: Las interacciones fármaco-fármaco pueden modificar el efecto terapéutico o la seguridad de los medicamentos usados en poblaciones pediátricas. Aunque el interés sobre interacciones potenciales en estos grupos etarios viene incrementando, aún es escasa la información sobre interacciones fármaco-fármaco que se manifiestan clínicamente en el paciente (reales). El propósito de este estudio fue explorar la prevalencia y características de las interacciones fármaco-fármaco potenciales y reales en pacientes ingresados en dos hospitales pediátricos de la Ciudad de México. Método: Se llevó a cabo un estudio transversal en expedientes de pacientes atendidos en servicios críticos, oncológicos, de quemados y otros no críticos por un médico residente de pediatría en ambos hospitales. Se usó Micromedex® como fuente de datos de interacciones potenciales, luego se estimó su prevalencia por paciente, gravedad y nivel de evidencia. Adicionalmente, se determinó la causalidad de las interacciones fármaco-fármaco con diversos desenlaces clínicos de los pacientes hospitalizados mediante la Drug Interaction Probability Scale, y finalmente se clasificaron por gravedad. Resultados: La prevalencia observada de pacientes hospitalizados con una o más interacciones fármaco-fármaco potenciales fue del 61,3% (52,5-70,4%), mientras que la prevalencia de interacciones fármaco-fármaco reales fue del 3,6% (0,1-7,1%). Entre las interacciones potenciales, el 60,5% se consideraron importantes y sólo el 5,1% contraindicadas. En general, las interacciones fármaco-fármaco potenciales fueron más comunes en los servicios de cuidados intensivos y de quemados. Los principales grupos farmacológicos involucrados en interacciones potenciales fueron agentes analgésicos opioides, antibióticos y neurológicos. Cuatro interacciones reales requirieron modificación de la farmacoterapia y una prolongó la estancia hospitalaria. Conclusiones: Las interacciones potenciales fueron comunes en los pacientes pediátricos estudiados, mientras que la frecuencia de interacciones reales fue baja; sin embargo, sus consecuencias requirieron acciones médicas adicionales a la monitorización habitual. Se requiere más información sobre las interacciones reales, aquellas referidas a faltas de eficacia podrían estar subestimadas.
Abstract Objective: Drug-drug interactions may modify the therapeutic effect or the safety profile of the medicines used in pediatric populations. Although interest on potential drug interactions in these age groups has increased, information on clinically relevant drug-drug interactions is still scarce. The aim of this study was to explore the prevalence and characteristics of potential and clinically relevant drug-drug interactions among pediatric patients hospitalized in two pediatric hospitals of Mexico City. Method: A cross-sectional study was conducted on patient records in critical, oncological, burns and other non-critical services by a pediatric resident physician at both hospitals. Micromedex® was used as a source of potential drug-drug interactions data. Subsequently, each interaction’s prevalence, severity and evidence level were estimated. Additionally, drug-drug interaction causality with regard to diverse clinical outcomes of hospitalized patients was determined through the Drug Interaction Probability Scale. The clinical consequences of each interaction were classified by severity. Results: The observed prevalence of one or more potential drug-drug interactions in hospitalized patients was 61.3% (52.2-70.4%), whilst the prevalence of real drug-drug interactions was 3.6% (0.1-7.1%). Of potential drug-drug interactions, 60.5% were considered major and only 5.1% contraindicated. These were generally more common in intensive care and burn units. The main pharmacological agents involved in potential drug-drug interactions were opioids analgesics and anti-infective and neurologic agents. Four clinically relevant drug-drug interactions required a regimen change and another prompted an extension of the patient’s hospital stay. Conclusions: Potential drug-drug interactions were common in the pediatric patients studied, whereas the frequency of real drug-drug interactions was low. However, some drug-drug interactions required medical actions in addition to routine monitoring. More information is needed on real drug-drug interactions as those related to failed efficacy might be underestimated.