La apertura democrática en Argentina puso en marcha (entre muchas cosas) un proceso de transformación en el área de salud y de salud mental, de esta última nos ocuparemos en esta comunicación. De la oscuridad, resultado de una postergación histórica donde la salud mental estaba ubicada en el nivel de la enfermedad mental caracterizada por una asistencia asilar degradante, se comenzó a plantear una transformación basada en generar acciones progresistas tendientes a una valoración clara y definida de su trascendencia sanitaria y social, enmarcada en un accionar participativo que fuera dando respuesta a las necesidades reales del pueblo.