La célebre frase de Renan nos recuerda cómo cada historia nacional es una historia basada tanto en un pasado común, protagonizado por célebres héroes, padres de la patria, como en un olvido compartido que también aúna a todos los individuos que se reconocen como parte de la agrupación nacional. Entre las muchas imágenes que ambiguamente recorren el continente y contribuyen a la construcción de un imaginario nacional colombiano, ecuatoriano y venezolano y, más en general, americano y republicano, se halla la de la llamada “Libertadora del Libertador”, Manuela Sáenz Aizpuru (1797–1856).